Desde 1934 hasta su muerte, Simone Weil acostumbró a apuntar en sus Cahiers ideas y reflexiones que serían núcleo de sus numerosos ensayos «La gravedad y la gracia» es una antología de estos escritos: textos desnudos y carentes de ardides que traducen una experiencia interior de una autenticidad y exigencia poco comunes.Simone Weil es la mayor pensadora del amor y la desgracia de nuestro siglo. En su pensamiento, luz y gravedad son los dos imperios que rigen la realidad del hombre; pero, ya que toda desgracia del hombre no es sino el efecto del despliegue de una fuerza, aparecen inseparablemente enlazados dos conceptos capitales en la filosofía weiliana: desgracia y fuerza. A lo largo de su breve existencia, Simone Weil trató de desentrañar el grado y los modos de la participación de la gracia divina en el mundo, así como el punto de intersección de la misma con las leyes que lo dominan. Toda su vida anduvo buscando ese momento del encuentro entre la perfección divina y la desgracia de los hombres. La gracia, si bien no puede evitar los efectos de la «gravedad» y la fuerza, sí logra que esa subordinación a la aplastante necesidad. a la pura impotencia, no corrompa el alma.Además, para Weil el verdadero objeto de la ciencia debería ser el Bien, como lo fue en la ciencia antigua, y no el poder, la eficiencia o la utilidad de la ciencia moderna, que se convierte así en un instrumento más al servicio de la opresión humana. Dado que todo conocimiento de la verdad pasa por la experiencia de la desgracia, cualquier acercamiento al misterio del Bien y de la Belleza deberá contemplar el no perderle la cara al sufrimiento y a la desgracia allí donde acaezcan.