¿Cuántas veces nuestras vidas corren peligro al realizar un acto tan sencillo como alimentarnos? Desde que la agroindustria conquistó el mundo entero, sólo vale el ansia de aumentar las ganancias, y todos pagamos las consecuencias corriendo riesgos de los que nadie nos advierte.
La edpidemia provocada por la bacteria E.Coli, la gripe porcina, el uso de transgénicos para fabricar piensos, la aplicación de nanotecnologías al mundo de los alimentos... Primero fue la enfermedad de las vacas locas, y luego toda una serie de graves epidemias que han afectado a los seres humanos por el mero hecho de comer o ser agricultores. Porque, al propio tiempo, el Sur ha caído en las garras de una industria sin escrúpulos que condena a los agricultores a las hambrunas y el riesgo de la contaminación.
En "Alimentos bajo sospecha" Gustavo Duch alerta de los viejos y nuevos riesgos, y propone una alternativa tan buena para nuestra salud como para los agricultores. Se llama soberanía alimentaria, y todos, en la ciudad y en el campo, podemos contribuir a ella.
Gustavo Duch es autor de "Lo que hay que tragar" (Los libros del lince, tercera edición) y coordinador de la revista "Soberanía alimentaria, Biodiversidad y Culturas".