Suele ser común entre los historiadores establecer una diferencia radical entre «hacer historia», o investigarla, y «hablar de la historia», o teorizar sobre ella, teniendo siempre más prestigio la primera de las actividades que la segunda. En este libro se recogen una serie de ensayos en los que se parte del supuesto de que no es posible hacer historia sin hablar de ella, ya que, al fin y al cabo, la historia es una de las formas de hablar. Siguiendo una línea ya desarrollada en libros anteriores, el autor analiza una serie de cuestiones centrales para comprender el debate actual sobre la teoría de la historia. Entre los temas tratados destaca, además de los estudios sobre la propia naturaleza de la teoría de la historia, el de la modalidad en historia, así como los análisis de otra disciplina, la arqueología. A lo largo de varios capítulos de este libro se pone de manifiesto cómo ambas disciplinas comparten una matriz común, que permite definir sus límites, su naturaleza y el uso que de ambas hace la sociedad contemporánea. El proyecto de libro, al igual que el proyecto general de la historia teórica, se enmarca a su vez en una propuesta general sobre el sentido que posee el trabajo intelectual y el estudio de las ciencias humanas y sociales en la sociedad contemporánea.