El libro aborda por primera vez el amplio abanico de los nuevos lenguajes artísticos que irrumpen en España en los años sesenta y setenta del siglo XX. En los Conceptualismo(s) poéticos se analizan los nuevos comportamientos artísticos que se desarrollan desde el fin del Informalismo y el inicio del Pop hasta el paso a los años ochenta, en el marco de un contexto histórico, político y social estigmatizado por la decadencia del franquismo. Destacan artistas individuales y colectivos que inauguran nuevas prácticas como la acción, el vídeo, el cine experimental, las nuevas relaciones entre el arte y el lenguaje, la naturaleza, la política, el objeto… Un arte que se expande hacia los medios de comunicación y el arte sociológico, ampliando su acción a la poesía experimental, el Arte Postal o el libro de artista. En Conceptualismo(s) políticos se examina el espíritu de ruptura de una generación artística marcada por las premisas ideológicas del Situacionismo internacional y el Mayo del 68 francés, que, en el particular contexto político español, dieron al movimiento conceptual en España una dimensión política y ético-social. El arte debía transformar la sociedad y con ello la institución artística. El Conceptualismo español tuvo todos los ingredientes revolucionarios de transformación de la sociedad propios de la vanguardia histórica. Se hizo patente una doble lucha desde el arte: contra el régimen político y contra el régimen artístico. Finalmente, en Conceptualismo(s) periféricos nos enfrentamos a la nueva conciencia de globalidad que ha relativizado el protagonismo de los «centros» frente a las «periferias» y ha impulsado la valoración de las impurezas del discurso artístico y la especificidad de cada lugar y contexto. En periferias como España o América Latina, la versión analítica del Arte Conceptual de los países anglosajones no es el modelo. El proyecto de las «periferias» se halla enraizado a una realidad política y social donde los lenguajes poéticos devienen políticos. Así sucedió en España, con aires de auténtica ruptura con el pasado, abriendo las puertas a un discurso posmoderno, levantándose con fuerza desde la periferia.