El narrador lleva con él a su travieso hijo de seis años, Ryota, a sus sesiones de meditación zen semanales, no tanto para edificar la espiritualidad del chico como para proporcionar a su esposa un poco de paz y tranquilidad en casa. Pero, cuando al cabo de dos años, Ryota anuncia repentinamente que quiere hacerse monje zen, el sorprendido padre acepta tratar del asunto con su sacerdote, una vez que el niño sea mayor.
En realidad, Ryota no parece ser un chico con inclinaciones religiosas de verdad. Le gustan los programas de televisión, las hamburguesas de McDonald's y los coches tanto como a cualquier otro chico, aunque cada domingo practica meditación zen con su padre. A pesar de todo ello, al principio de su adolescencia, deja atrás su casa, su familia, y hasta su nombre de nacimiento para entrar en el ascético universo del templo local.
En esta novela autobiográfica, que fue ganadora del prestigioso premio Akutagawa, Kiyohiro Miura explora los conflictos emocionales paternos.
El orgullo derivado del noble camino elegido por su hijo entra en conflicto con la tristeza que en realidad causa la decisión del adolescente de abandonar el hogar de una forma tan temprana y drástica. Miura también profundiza en el impacto de la decisión de Ryota sobre el matrimonio de sus padres, cuya relación parece estar basada en poco más que los hijos. Mediante la exploración de los distintos aspectos del zen a través de la experiencia cotidiana de una familia moderna, el autor proporciona una visión profunda pero accesible de los misterios de la filosofía oriental.