En la Grecia clásica el vino representaba la inmortalidad, la vida eterna. Para los místicos musulmanes era la bebida del amor divino (nabulusi), y en el sufismo el símbolo del conocimiento iniciático reservado a los elegidos. Es una realidad incontestable que el culto al vino está presente con unos u otros matices en la práctica totalidad de las culturas y que, lejos de menguar con el paso de los siglos, vive en la actualidad uno de sus momentos de mayor esplendor. "El apasionante mundo del vino" parte de dicha premisa para adentrar al lector, tanto avezado como neófito, en los entresijos de un universo arrebatador. Juan Sánchez Guillén, amparado en una formidable labor de documentación, desgrana de modo sencillo a la par que riguroso sus múltiples y variopintas vertientes: desde el encanto de los viñedos al ritual estricto de la cata, pasando por la tipología de los distintas variedades de vinos y la importancia de sus propiedades benéficas. El autor no sólo demuestra conocimiento y erudición. Su mérito más acusado estriba en irradiar su admiración por una materia que entronca con las raíces mismas de nuestra historia, con un legado hermoso e inmemorial.