Ana Romero ?como corresponsal para el diario El Mundo? siguió al monarca durante ese período y consiguió más de un centenar de entrevistas ?han hablado con ella personas que hasta ahora nunca se habían abierto a nadie? para completar el retrato de un rey septuagenario de brillante pasado atrapado en un presente trágico: Enamorado de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una relación en la que amor y negocios siempre fueron de la mano. Alejado de su mujer la reina Sofía, con la que hacía años que no convivía; de su hija la infanta Cristina, por sus escándalos económicos que no supo o no pudo evitar, y de su hijo el príncipe Felipe, cuyo matrimonio nunca entendió. Con el cuerpo castigado y metido en una sucesión interminable de operaciones. Cansado de la rutina de reinar… Un cóctel amargo que insensibilizó al monarca frente a las nuevas necesidades de los españoles, ajenos a su gran gesta, la Transición, demasiado lejana en el tiempo como para seguir justificando los errores cometidos.