Con estas dos novelas cortas, Luis Sepúlveda se adentra de lleno en el género policiaco que tanto le ha gustado desde siempre. Si, en la primera, el asesino a sueldo infringe con su enamoramiento todas las normas de su implacable profesión, en la segunda, el investigador de una compañía de seguros no puede evitar saltarse a la torera los límites de su misión, dejándose llevar por su fino olfato de antiguo agente de policía. Y, mientras el asesino a sueldo conduce al lector desde París hasta Madrid y desde Estambul hasta México en busca de su futura víctima -un blanco nada fácil de encontrar ni de definir-, el investigador de la compañía de seguros, tras cambiar su cálida y tranquila oficina de Zúrich por las gélidas calles de Milán, se introducirá en el desconocido mundo de los indios anaré, misteriosos habitantes del sur de Brasil cuya existencia gira en torno a los yacarés, pequeños cocodrilos que, como se verá, valen su peso en oro.