En EL PERRO DEL HORTELANO (1613) la noble Diana, condesa de Belflor, lucha contra su amor por su secretario Tedodoro, pero una anagnórisis inventada por el criado Tristán (figura del gracioso) permitirá la boda desigual y el triunfo del amor.En EL CASTIGO SIN VENGANZA (1631) el amor de Federico y su madrasta Casandra se sabe que los condenará a muerte, y esto conmueve al espectador. Federico dirigirá (acto segundo) a su amada una bellísima glosa de un viejo mote, que muestra una vez más la genialidad versificatoria y dramática de Lope:En fin, señora, me veosin mí, sin vos y sin Dios:sin Dios, por lo que os deseo;sin mí, porque estoy sin vos;sin vos, porque no os poseo....En tantos males me empleo,después que mi ser perdí,que, aunque no verme deseo,para ver si soy quien fui,en fin, señora, me veo....Culpa tenemos los dosdel no ser que soy agora,pues olvidado por vosde mí mismo, estoy, señora,sin mí, sin vos y sin Dios....Si en searos me empleo,y él manda no desearla hermosura que en vos veo,claro está que vengo a estarsin Dios, por lo que os deseo....¿Qué habremos de hacer los dos¿pues a Dios por vos perdídespués que os tengo por Dios,sin Dios, porque estáis en mí,sin mí, porque estoy sin vos?...Sin vos y sin mí peleo con tanta desconfianza:sin mí, porque en vos ya veo imposible mi esperanza, sin vos, porque no os poseo.