Shigeru Mizuki, con una acritud desconocida en él, pasa factura a la segunda guerra mundial y,
más concretamente, a la práctica del gyokusai (literalmente, "atacar hasta morir con dignidad"), un
eufemismo para evitar decir crudamente lo que era: una ofensiva en la que todos los atacantes debían
morir. Hábilmente, y sin caer en la caricatura, Mizuki describe el repugnante desprecio por la vida
humana del mando militar nipón. Sin razón válida o sentido estratégico alguno, los jóvenes soldados
eran enviados a la muerte con la expresa prohibición de volver vivos bajo pena de ejecución.
"Los muertos nunca han podido contar su experiencia de la guerra. Yo puedo hacerlo. Cuando
dibujo una historieta sobre este tema noto cómo me invade la rabia. Imposible luchar contra ella.
Sin duda este sentimiento terrible es producido por las almas de todos estos hombres muertos hace
mucho tiempo", escribe Shigeru Mizuki en el epílogo a Operación Muerte, una obra de carácter
autobiográfico en su mayor parte.
Mizuki, ganador del premio al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême
2007 por NonNonBa, nos ofrece con Operación Muerte, premio "esencial patrimonio" del Salón de
Angoulême 2009, una de las grandes creaciones sobre las miserias de la guerra.