Un adolescente problemático, que reside en París con su madre, es enviado a pasar una temporada con una vieja tía a la villa rural de Auvers. Durante su estancia en esa localidad, en el verano de 1890, conocerá a Vincent, un pintor que parece beberse la vida con cada violenta pincelada que practica sobre el lienzo. Pronto se harán inseparables y lo acompañará en su deambular por los campos de Val d’Oise y en su infatigable lucha contra los convencionalismos de la vida provinciana. También descubrirá el amor, se le revelarán algunos misterios sobre su pasado y se enfrentará por primera vez a la muerte, lo que le obligará a tomar una decisión sobre el futuro que le aguarda.