Durante su último viaje a las estrellas, el astronauta Yuri vio que a la Tierra le había salido una gotera. Mientras, en el corazón de África, al hechicero se le caían las últimas plumas de tanto danzar. Llevaba años cantando y danzando para atraer la lluvia. Pero las nubes, de tan pequeñas, se habían vuelto sordas y no sabían cómo llegar hasta el poblado. Bomaral, el hijo del hechicero, abandonó el poblado en busca de las nubes que su padre ya no conseguía atraer.