El alcaide cristiano de Álora, Rodrigo de Narváez, sale una noche de la fortaleza a patrullar con sus escuderos. Así capturan un prisionero: es el Abencerraje Abindarráez el mozo, que va en busca de su amada. Rodrigo de Narváez le deja marchar, tras hacerle prometer que volverá pasados tres días para ser su prisionero. Así lo hace el abencerraje, acompañado de Jarifa, su amada, con quien se ha casado a pesar de la oposición del padre de ella. Al comprobar su honradez, don Rodrigo accede a escribir al Rey de Granada para que este convenza al padre de Jarifa de que les perdone, y al fin los dos enamorados pueden retornar a su tierra natal.