Este es el diario nocturno de tres semanas de mal dormir en las que José María Merino fue registrando mediante notas mínimas la crónica de sus sueños en los efímeros momentos de extraña lucidez que se producen, y desvanecen, en el momento mismo del despertar. Lo más interesante de este experimento literario, explica el autor, «es que los sueños proporcionan una sensación intensa de literatura vivida... es una experiencia incomparable esperarlos, estar al acecho de un relato imprevisto (...) La general condición narrativa de los sueños me ha hecho confirmar la idea de que lo narrativo es un elemento esencial en la naturaleza de la especie humana.»
«Él más que nadie está capacitado para acechar con éxito los propios sueños, apresándolos de inmediato por medio de la escritura, para poder ofrecernos así este sugerente “nocturnario” (...) Esperemos que el Diario nocturno de Merino, que se lee de un tirón y con sumo placer puesto que resulta muy entretenido, tenga continuidad. Yo, por lo menos, me he quedado con ganas de que me contara más sueños.» Carme Riera