Con sensibilidad y lucidez, Aquarium persigue un destello -de bondad, de tolerancia, de belleza- que atenúe la noche cerrada en la que caminamos.
La mujer de Ulises huyó a Israel con los pequeños hijos de la pareja. Como Orfeo, como Dante y Virgilio, ahora Ulises Rosso tendrá que atravesar su propio infierno para tratar de recuperar lo que más ama.
Emprenderá el viaje a una nación dislocada por la paranoia, rota por una violencia que no cesa. Sus guías serán Irit Rosenblum, una artista que ni siquiera habla su idioma, y el taxista Fayeq Haridi, tan astuto como entrañable. Italo Calvino aseguraba que en este mundo es necesario «buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio».
De eso trata Aquarium: cuando ya no quedan esperanzas, en medio del sinsentido, más allá de la alienación del lenguaje, contra toda lógica, contra el desamparo, contra la muerte y el odio, un hombre y una mujer, Ulises e Irit, reinventarán el amor.