Buenos Aires a principios del siglo XX era una gran ciudad que crecía de forma tumultuosa. Para muchos inmigrantes era "como cuando estás en prisión y te falta el aire, sólo que aquí la celda la componen las innumerables calles, las casas abarrotadas, los canales apestosos de agua sucia".
Hay un asesino que deambula por la ciudad y que lleva años matando a niños impunemente. Las víctimas son sobre todo los hijos de los italianos que viven en los conventillos en condiciones de absoluta pobreza. Chicos abandonados a sí mismos, niños de la calle cuyos sueños están destinados a apagarse en la rabia día tras día. ¿Quién querría que mueran?
La verdad está a la vista de todos, pero nadie sabe verla. Sólo los niños pueden intuirla, porque quizá esa verdad se mueva a la altura de sus ojos.