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El lector atento de la poesía de Valente podría ir desvelando en la evolución de su obra una teoría de la escritura poética en la que el lenguaje va apareciendo, siempre con mayor evidencia, no ya como instrumento, sino como el lugar en que se manifiesta la divinidad. Al dios del lugar, su último libro de poemas, sea la cul minación de este recorrido de retorno al origen en el que se engendra toda palabra.