Exploración y evocación de aquellos episodios de la infancia, adolescencia y primera juventud que se convierten luego en nuestro pasado, en la parte más esencial, primordial, de nuestros recuerdos, esta nueva novela de Soledad Puértolas da testimonio, más allá del aprendizaje o la iniciación a la vida, del asombro, de la percepción de la complejidad, del margen de reserva personal ante los imperativos de los otros, representados por los valores que se respiran en el seno de la familia, que se imparten en un colegio religioso durante los largos años escolares y que luego, ya fuera de los muros del colegio, los aires de libertad y rebeldía que corren entre los estudiantes tratan de derribar al tiempo que construyen otros. En todo el proceso se mantiene el conflicto entre el mundo y el yo íntimo, la necesidad de libertad personal.
El hilo conductor, como la frase musical que se repite, con variaciones, a lo largo de una sinfonía, serán las relaciones de la protagonista -y narradoracon una familia de peso incuestionable en la ciudad, presente, a través de uno u otro de sus miembros, en todas las fases del proceso, inseparable ya de sus recuerdos, símbolo y motor de los mismos. La familia Moraleda, eje de la narración, ofrece el contexto social, moral y personal del personaje central. Una ciudad con río y unas décadas de nuestra historia reciente son el telón de fondo de este retrato que se sustenta sobre la azarosa búsqueda de momentos reveladores, donde los enigmas y claves del cielo nocturno cobran un fugaz sentido.