Al describir el calvario de la población chechena, Politkovskaya muestra que la prolongación del conflicto hace que la situación se vuelva cada vez más incontrolable. La violencia absoluta favorece a la minoría chechena más radical, en detrimento de la mayoría partidaria de las ideas occidentales, al tiempo que deshumaniza a los combatientes de ambos bandos. Los militares rusos saquean, violan y matan con total impunidad. Los combatientes chechenos se sumen en acusaciones y ajustes de cuentas, devorados por el deseo de venganza y las cínicas exigencias de la supervivencia, que derivan a veces en la criminalidad pura y dura. Estas prácticas terminan por gangrenar moralmente al conjunto de la sociedad.