Anna Politkovskaia es la única periodista rusa que ha surcado el territorio checheno desde el principio de la guerra, y la única en dar testimonio en su país de las atrocidades que se cometieron. Una guerra sucia recoge los reportajes publicados por Politkovskaia en el semanario Novaïa Gazeta entre finales de agosto de 1999 y abril de 2000. Unos reportajes que constituyen el libro de la guerra; la desproveen de toda lógica, esbozan el retrato despiadado y trágico de un ejército ruso a la deriva, dirigiéndose hacia el odio racista contra los chechenos.
A través de sus investigaciones, Anna Politkovskaia llega a la conclusión que las autoridades rusas quieren instaurar en Chechenia un régimen militar brutal, transformando los pueblos en guetos y conseguir así que la república independentista se convierta en una reserva para los indios del siglo XXI, es decir, para los chechenos, condenados a extinguirse.