Sus hombres de negocios, retratados como niños vertiginosos y adictos al vicio, resultan difíciles de olvidar. Con un pie en el cartelismo polaco de posguerra y otro en la humorada fanzinera más caradura, Bendik Kaltenborn se ha convertido en la nueva sensación del cada vez más presente cómic nórdico. Su estilo ofrece muchos otros rastros insólitos, un desfile gráfico y narrativo que va del lado salvaje de Gary Panter al surrealismo de línea clara de Swarte, del grotesque urbano de Lauzier al estupor lírico de Jerry Moriarty, en páginas que a menudo parecen resueltas con la expresividad de un autor consumado como Christophe Blain. Solo son destellos de lo que muestra este libro imposible, un compendio de trabajos realizados en los últimos cinco años que sin embargo revela cómo se va definiendo paso a paso una personalidad inconfundible. Ácido, delirante, bobalicón, a veces opresivo, Ojalá que te vaya bonito es también un libro fácil y luminoso, un viaje en forma de tebeo sin depurar y absolutamente original. Nuestro libro favorito del año.