En el Burdeos de los años sesenta, el joven Titú nos lleva a su pequeño mundo interior; el de la infancia olvidada, las golosinas, y los sótanos de carbón. A su alrededor, su familia, sus sueños, y sus juguetes. Por lo visto, no necesitaba nada más. El mundo es realmente perfecto para él, y nada parece poder perturbarlo.
Pero la vida no es sencilla... Titú crece, ve el mundo de otra manera y tiene que adaptarse a los cambios, incluso cuando no son bienvenidos.
Fábula realista, esta historia nos abre las puertas de la memoria olvidada, la de una época donde los días no tenían fin; de cuando la vida parecía eterna.