En diciembre de 1945 un campesino árabe hizo por casualidad un descubrimiento arqueológico cerca del poblado de Nag Hammadi, en el Alto Egipto. Se trataba de 13 papiros encuadernados en cuero que despertarían el interés de todos los especialistas del orbe, ya que serían una de las pocas fuentes directas existentes de los llamados «evangelios gnósticos». Los textos religiosos llamados "gnósticos" proponían interpretaciones y rituales cristianos diferentes de los oficializados en el año 325, que habían sido rechazados inmediatamente como heréticos. Por esta razón fueron reunidos y custodiados por las comunidades llamadas "marginales". Los evangelios gnósticos ostentaban una característica plenamente peculiar al no prestar ninguna importancia a la historicidad, sino al sentido esotérico. La Divinidad era considerada como un conocimiento interior y secreto, transmitido por la tradición y la iniciación. El autor nos ofrece en esta obra una seria y profunda revisión de estos evangelios, con comentarios que permiten su mejor entendimiento a partir de una aproximación histórica, antropológica, arqueológica y lingüística.