Del Cantábrico al Mediterráneo, cubriendo un recorrido de unos 900 kilómetros y un desnivel acumulado de unos 45.000 metros, tanto de ascenso como de descenso, se extiende la Alta Ruta Pirenaica, la ruta más elevada posible, la más salvaje, la más comprometida; uno de los retos montañeros más destacables que pueden realizarse en Europa.
Sin duda, por sus dimensiones, la Alta Ruta Pirenaica está reservada a montañeros con sólida experiencia en travesías por media y alta montaña, y con una buena preparación física. Pero también podemos fraccionarla en cuatro etapas y adaptarla así a nuestro nivel y además disfrutar del recorrido en la temporada que más nos interese.