Las emboscadas de apaches o comanches, las cabalgadas en rescate de mujeres raptadas por incursores indios, los tiroteos para vadear un río, las reuniones a la luz de una hoguera entre guerreros indios y colonos, tramperos o tratantes de armas o de esclavos, o los alborotos tabernarios a pistoletazos, no son tan sólo estereotipos en la fabulación del Lejano y Salvaje Oeste americano: son material real, junto con todavía muchas más peripecias de peligro.
Este libro, de un ameno pero riguroso tratamiento histórico, trata de los esfuerzos de exploradores, misioneros, militares, comerciantes y tramperos españoles, mexicanos y angloamericanos por abrir nuevas vías de comunicación entre Nuevo México, California, la Gran Cuenca y las Grandes Llanuras de Norteamérica, mediante el trazado aventurero del conjunto de itinerarios conocidos, en su conjunto, como la Vieja Ruta Española, que recorre territorios delimitados, entre otros paisajes formidables, por el Gran Cañón, el Gran Lago Salado o el desierto de Sonora.