Una maravillosa mañana de primavera, a las puertas del famoso Metropolitan Museum of Art, una niña descubre, decepcionada, que ella y su abuela sí pueden entrar, pero no su precioso globo amarillo. Un amable vigilante promete cuidar del globo. Pero, entonces, una pequeña paloma con solo unos pocos picotazos desatará el cordel del globo y éste echará a volar...
El vuelo del globo por la ciudad de Nueva York irá produciendo una avalancha de excitantes escenas en curioso paralelismo con los cuadros y esculturas que los extasiados ojos de la niña van observando en su recorrido por el museo.
La simetría de estas dos experiencias muestra y analiza, de forma divertida, la mágica relación que mantienen el arte y la vida. ¿O sería mejor decir el modo en que la vida imita al arte?