Amaia vivía en Madrid. Al comenzar las vacaciones del curso universitario decidió acercarse hasta Areatza, en las faldas del monte Gorbea. En el caserío de la familia conocerá a su prima Loretxu y a su tía Edurne con las que compartirá los espectáculos mágicos de sus antepasados comunes. Sin embargo, el presente es la anchura de la vida y esa actualidad será la causante de su transformación. Este libro, lleno de sentimiento, es el de los contrabandistas de palabras, el de los sueños imposibles, el de las pasiones prohibidas y el de los dolores con nombre.