Olor a sexo rancio, amores complejos y complejos de amor, acordes sigilosos de boleros, miedo a decir, a callar, a existir, presencias oscuras con olor a incienso en la Compostela de los años cincuenta componen esta novela escrita por este gigante de las letras gallegas que es Méndez Ferrín. Ese escenario etéreo rebosa de putas, profesores de universidad, poetas, canallas fascistas, estudiantes, sesiones de café con asistentes que no entienden, locos y locas, buzones de correos que arden, compañeros que laten en silencio y habitantes que no están pero que se intuyen, en callejuelas empedradas.