En la sórdida y desalentada peripecia de Tiempo de silencio (1962), una obra que transformó para siempre, elevándolas y abriéndolas al mundo, las aspiraciones de la novela española, se pueden admirar tanto el contenido intelectual como la técnica narrativa y estilo, inspirados en muy heterogéneos modelos clásicos y contemporáneos. Al igual que en el Ulises de Joyce, la descripción de una ciudad contiene también la visión cultural del país: la acción narrativa sirve de soporte a soliloquios, digresiones y descripciones que presentan un panorama de la historia española desde la Edad Media. En la primera edición crítica y anotada de la obra, Alfonso Rey estudia a fondo todos estos elementos y ofrece un texto depurado, que analiza y tiene en cuenta los problemas de censura que rodearon a su publicación. La indispensable y muy completa anotación, acompañada de un útil glosario, permite aclarar los referentes culturales, guiños, neologismos lingüísticos, juegos conceptuales y alusiones políticas con que el talento de Luis Martín-Santos enriqueció su novela.