«No es amor. Es algo más, algo con una fuerza que perdura. No es amor, sino una memoria del amor.»
El psicólogo Adrian Lockheart desea escapar de su monótona vida en Inglaterra. Así llega a Freetown, una ciudad africana azotada por la guerra civil y la represión, en la que debe luchar contra la intensidad del calor, la suciedad y el polvo, y los secretos de un país que trata en vano de ponerse en pie. También Kai Manseray, un joven colega en el hospital, esconde un secreto. Y Elias Cole, un anciano enfermo cuyos cuadernos guardanlos recuerdos de su juventud y la historia de una obsesión: Saffia, la mujer que amó, y Julius, su carismático y rebelde marido.
Las vidas de los tres se entrelazan en esta novela extraordinaria que explora las consecuencias ineludibles de nuestros actos y la naturaleza misma del amor.
La crítica ha dicho#
«Forna comprende bien que los seres humanos hallamos el coraje para seguir viviendo extrayendo patrones del propio caos. Y en esta conmovedora, apasionada e inteligente novela sobre el poder redentor del amor y de la narración, nos muestra cómo se hace.»
The Telegraph
«Esta obra explora la angustia universal de la elección: ¿cabeza o corazón?, ¿el amigo o uno mismo? Esperemos que ocupe el lugar que se merece: no en lo más alto de la sección deliteratura africana, sino fuera de toda categoría, y en lo más alto de los finalistas de los galardones literarios.»
The Times
«Aminatta Forna aborda esas grandes epopeyas humanas que constituyen el amor y la guerra, la amistad y la rivalidad, la muerte y la supervivencia triunfal# La memoria del amor es una obra profundamente conmovedora escrita con una ternura y un realismo descarnados.»
Kiran Desai
«Si bien África occidental ha pasado por algunos de los episodios más grotescos del siglo xx, también ha sido bendecida con diversas generaciones de extraordinarios talentos literarios que no dejan de transformar dichas arduas empresas enuna desgarradora literatura# Con este libro, Aminatta Forna demuestra que merece ser incluida en esta categoría.»
The Spectator