Un sutil y vigoroso retrato en blanco y negro (con toda su gama de claroscuros) de una vida que, indefectiblemente, sigue su curso también en tiempos de guerra, en este caso la «incivil» guerra española. Buscando trincheras propicias para arrebujar hasta las querencias más inopinadas, como la de una monja de clausura por su sobrino miliciano, Dios no sale en la foto, redonda por su estructura y magnífica en su prosa, es una novela que nos destila la entrañable complicidad de un hijo ?¿el propio autor?? con las vivencias del padre fallecido; y nos las muestra con un retrato al fondo inolvidable de los primeros días de julio de 1936 en Barcelona.
Cuando se cumplen 70 años del fratricidio, sabido es que hará falta que pasen aún varias generaciones para que nuestras vidas dejen de discurrir en la hégira de la Guerra de España, y para que no sigamos «entregándonos el testigo como en una carrera de relevos», tal y como escribe el propio Jordi Bonells, novelista de culto en Francia y ahora también en nuestro país.
«Mi padre decidió marchar al frente para no ya no verse obligado a seguir las clases de piano y para defender a la República, la revolución, el boxeo y, sobre todo, su juventud. Con la distancia vemos que tan sólo logró la primera parte de su programa, dejar el piano, ya que por lo demás, ni República ni revolución ni boxeo ni juventud salieron indemnes?»