El velero Narcissus inicia su regreso a casa, de Bombay hacia Inglaterra, y el gigante negro James Wait se incorpora, muy enfermo, a la tripulación. Caprichoso y tirano, Wait logra avasallar desde el lecho en el que agoniza al resto de los marinos, hechizados y solícitos ante aquella presencia ominosa y oscura.
Entre ellos se cuenta el capitán, Allistoun, severo aunque justo; el viejo y sabio lobo de mar Singleton; el inútil y cizañero Donkin; un cocinero pío e iluminado, y los grandes personajes: el barco, al que todos adoran sin reservas, y el mar, la gran presencia que aísla a los marineros del Narcissus y trasforma la tripulación en una sociedad cerrada y sofocante. Conrad consigue envolver en un aura de enrarecido misterio esta amalgama humana en ebullición que va surcando un océano al acecho y pronto a desatar su furia para llevar a los hombres hasta los límites de su fuerza moral y física.