Evelyn Waugh decía de él que
había escrito «seis o siete
obras maestras» y Graham
Greene afirmaba de sus
cuentos: «Los disparates
vienen y van sin parar,
encandilan y deleitan», y lo
cierto es que nadie ha
sabido sacar a la luz con el
ingenio, la frescura y la
precisión de Saki las
miserias y los excesos del
género humano. Desde el
caradura que humilla a su
familia en Nochebuena hasta
el sablista que se cree a
punto de vender huevos
cuadrados, pasando por los
niños aviesos que retuercen
las emociones ajenas o la
terca Eva que se niega a
comer del fruto prohibido,
los personajes de estos doce
relatos nos devuelven al
Saki más agudo y descarado.
«La risa se combina con
cierto salvajismo, el
ingenio exquisito con el
panteísmo, y el más absoluto
desprecio por la moralidad
con el idealismo, de modo
que al acabar sus relatos
tenemos la inquietante
sensación de haber tomado
parte en la exaltación de un
instinto inteligente y
descarnado.»
Tom Sharpe