En esta primera entrega de la serie sobre el comisario Serrailler, que reparte su tiempo entre la policía y la pintura, cobra especial protagonismo la detective Freya Graffham, recién llegada a Lafferton procedente de Londres y que poco a poco (y con ella el lector) va conociendo a los habitantes de esta ciudad. Su empeño en desvelar qué se oculta tras la desaparición de una mujer le pondrá en contacto con las prácticas médicas al margen de la ortodoxia, que no dejan de ganar adeptos, si bien sus prácticas son cada vez más oscuras y arriesgadas. Sin embargo, será una nota añadida a un caro juego de gemelos hallado entre las pertenencias de una modesta enfermera desaparecida, lo que le pondrá en camino de descubrir a un asesino en serie.
Por su parte, a Serrailler le tocará lidiar con la presión mediática e intentar que Lafferton no sea presa del pánico.
Con elementos que pueden hallarse también en las novelas de Donna Leon o Alicia Giménez Barlett, Susan Hill despliega ante los ojos del lector todo un mundo rural del que aporta todos los matices y diversidad, para someterlos a continuación a una trágica y radical transformación por efecto del crimen. Si a eso se añade una sabia contención de los datos, un acertado retrato de los terapeutas alternativos y un doble bucle en la resolución final, se explica perfectamente la calurosa recepción que esta novela ha tenido en Gran Bretaña tanto entre la crítica como entre los lectores.
Disponibles los 4 primeros títulos de la serie en la colección Polar.