"El mundo es un inmenso parque de atracciones llevado por gente desagradable", afirma la protagonista de esta novela íntimamente autobiográfica que Janet Hobhouse escribió cuando ya sabía que le quedaban pocos meses de vida. Desde ese tiempo y lugar tan especial, ella echa la vista atrás para hablar de su infancia y de la relación tan peculiar que tuvo con su madre, con su abuela y con las mujeres que fueron importantes en su vida. De ese abanico de encuentros y amociones forman parte también los hombres, seres en su mayoría inmaduros o poco dispuestos a concederse, como fue el caso de Philip Roth, a quien la autora dedica unas páginas memorables sin llegar a nombrarle nunca..De hombre en hombre, de casa en casa, de barrio en barrio del Nueva York de mediados del siglo pasado, Hobhouse nos sorprende con palabras lúcidas y austeras, como si la escritura pusiera por fin un orden luminoso a una vida confusa. Al final, lo que queda es la lucidez de quien descubre que el parque de atracciones muy pronto cerrará sus puertas. "Supe de repente que el destino me había dado buen juego en las cartas y yo había echado a perder demasiadas", comenta la mujer. De esa pérdida el lector es testigo privilegiado..."Que al final de su corta vida Janet Hobhouse pudiese transformar sus sufrimientos en una confesión tan precisa y sugestiva, tan extrañamente llena de inspiración, me parece un éxito considerable y no sólo literario, sino también moral.".Philip Roth....