Storton Manor, una mole neogótica victoriana cubierta de algas, es el legado envenenado de las hermanas Calcott. Su abuela les ha dejado la mansión familiar en herencia pero para que sea suya deben cumplir una condición mucho más complicada de lo que parece: vivir juntas en ella. En el Nueva York de 1903, la heredera Caroline se casa con un ganadero y se traslada a la Oklahoma rural, donde se enfrenta a un mundo totalmente ajeno al suyo. Incapaz de adaptarse al aislamiento de las extensas praderas, Caroline se siente cada vez más asustada e infeliz. Un día llega al borde de la locura y comete un acto que cambiará su destino
para siempre. Decide huir a Londres y empezar una nueva vida con el aristócrata inglés Henry Calcott. Se traslada a Storton Manor, en Wiltshire, pero enseguida descubre que las repercusiones de sus actos han conseguido atravesar el Atlántico. No es fácil dejar el pasado atrás. Aunque no lo parezca, la historia de Caroline tiene mucho que ver con lo que les ocurre a las hermanas Calcott en el amargo invierno de 2008. Después de la muerte de su abuela, Erica y Beth vuelven a Storton Manor, donde pasaban las vacaciones de verano cuando eran niñas. Mirando las pertenencias de su abuela, Erica se llena de imágenes de su infancia y se da cuenta de que solo en esos recuerdos se encuentra la clave para que ella y su hermana superen un pasado que las ahoga.