{\rtf1\ansi\deff0{\fonttbl{\f0\fnil\fcharset0 MS Sans Serif;}}
\viewkind4\uc1\pard\lang3082\f0\fs16 A pesar de ser la continuaci\'f3n cronol\'f3gica de la trama novelesca de Un paria de las Islas (1896, publicada en Espapa\'f1a por editorial Barataria en mayo de 2011), La locura de Almayer (1895) fue la primera novela de Conrad, la que le hizo decidirse a dejar el mar por la literatura.
\par
\par El viejo capit\'e1n escoc\'e9s Tom Lingard hab\'eda descubierto una zona inexplorada en la isla de Borneo, a orillas del r\'edo Pantai, donde comerciar con los nativos malayos para la explotaci\'f3n del rat\'e1n y del caucho. Se asocia en el negocio con el holand\'e9s Kaspar Almayer, casado con la hija adoptiva malaya de Lingard y con la que ha tenido una hija, Nina. Lingard desaparece en Europa y Almayer se queda como el \'fanico blanco en las orillas del Pantai. Su \'fanico amor, su \'fanico inter\'e9s aut\'e9ntico es su hija Nina, el centro de todas sus fantas\'edas de grandeza, con la que pretende volver a Europa y rehacer su econom\'eda. Ese proyecto, m\'e1s fant\'e1stico incluso que los imaginativos negocios que lo han llevado casi a la ruina, se ven frustrados por un componente con el que no hab\'eda contado: la sangre malaya de su hija es m\'e1s fuerte que su educaci\'f3n. Nina se enamora de Dain Marula, un nativo, hijo de un poderoso raj\'e1. Los rumores lejanos de antiguas leyendas desgarran a veces el tenso clima de la novela, cuya historia, tan sencilla en sus rasgos principales, alcanza una poderosa fascinaci\'f3n por el paisaje en que se desarrolla, oscuro a veces, otras traidor y, a pesar de ello, espl\'e9ndido en su primordial intensidad. Conrad desmenuza las vicisitudes de sus personajes humanos, reducidos a seres contradictorios, contrahechos y malvados, solo atentos a las insignificantes leyes de sus intereses particulares, a sus principios torcidos, a los prejuicios que justifican su falsa superioridad sobre otros hombres. Sus personajes inhumanos, las fuerzas de naturaleza, el mar, el cielo, no tienen principios ni prejuicios. Act\'faan sobre los hombres movidos por leyes inmutables y ciegas y son como espejos en los que se refleja
\par
\par la fragilidad humana.
\par }