Introducción de Martin Amis. Traducción de Benito Gómez Ibáñez El eminente botánico Benn Crader, hombre de sensibilidad peculiar e inteligencia bondadosa, más que capacitado para experimentar el amor verdadero, tiene ciertas dificultades cuando el mundo le exige habilidades más prosaicas. Su sobrino Kenneth, profesor adjunto de literatura rusa, está dispuesto a hacer lo que haga falta para proteger a su tío y salvaguardar la magia y la pureza de un hombre tan excepcional. Y el monstruo primero, el que acecha a Benn detrás de cada esquina, es el amor, el impulso sexual, la necesidad de afecto, la eterna búsqueda que repiten hasta el fin cada hombre y cada mujer aun sabiendo que todo es mera esperanza. El día menos esperado, Kenneth se entera de que su tío se ha casado con la hermosa y rica Matilda. ®¿Puede reprocharse a alguien el hecho de que prefiera la belleza, ese júbilo eterno, como decía Keats?¯. Y aun así, el propio Benn es capaz de sostener en una entrevista que muere más gente por desamor que por radiactividad. Es ésta sin duda una plaga moderna: la búsqueda infructuosa de algo que no se puede lograr, una quimera. El absurdo autoengaño que hace ser a las personas algo distinto de lo único que saben ser.