La incapacidad de amar o establecer relaciones amorosas es la obsesión que preocupa al narrador y protagonista de este relato. Sus relaciones con las mujeres, en las que ha perseguido incansablemente este ideal o vivencia, han fracasado al verse invariablemente abocadas a una mera aventura carnal. Con todo, una malsana curiosidad por encontrarlo, vivirlo y padecerlo lo mantienen maquinando nuevos métodos, como un alquimista en busca de un elixir secreto. Su vieja furgoneta, cómplice de tempranas conquistas, es la única querencia o legado sentimental de su adolescencia y la pierde en la resaca de la ruina en que le deja sumido la pérdida de su empleo. Para recuperarla se ve obligado a engañar y seducir a su nueva propietaria, Verónica Grosella, pero pronto se invertirá el signo de este juego de seducciones y engaños, tomará cauces más peliagudos y arrastrará al protagonista al crimen.
Entre una y otra peripecia se van cruzando con toda una galería de personajes rocambolescos: el lunático inventor de zeppelitos, el viejo que defenestró su casa, el enano enterrador de coches y su perro Robinson, el funerario pirata que comerciaba con vídeos de entierros? Todos ellos van apuntalando una trama cada vez más delirante y carnavalesca. Una novela hilarante y llena de frescura, que reflexiona sobre el lado más absurdo e irracional de las pasiones humanas.
Ignacio García-Valiño nació en Zaragoza en 1968. Es orientador psicopedagógico. Ha publicado La caja de música y otros cuentos (1992). La irresistible nariz de Verónica (Premio José María de Pereda 1996) es su primera novela.