«Antes y después de cada una de sus historias», comenta el propio autor, «el hijo y el padre de “Casa muertas”, la mujer y el antiguo amante de “El domador”, o las dos hermanas de “Coches usados”, saben que su pasado y su futuro no pueden encerrarse en un libro. Existe un antes y un después en cada cuento, que el lector intuye como ya escrito o vivido. Los personajes muestran su complejidad con la vocación de un claro en un cielo nuboso. Aspiran a una permanencia más enigmática, aunque haya poco de misterioso en la insinceridad de la mujer del relato que da título al volumen o en el apocamiento del narrador de “Escaleras mecánicas”.» Con excepcional y fina capacidad de observación, Calcedo teje tramas aparentemente sencillas, pero tras las que alientan sentimientos, decepciones, esperanzas y, sobre todo, la terca voluntad de hallar un poco de sentido al vacío transcurrir de los días.