Un artista conocido y dedicado a la pintura se suicida. Al mismo tiempo una mujer sin oficio ni beneficio, la protagonista de esta novela, Eladia, llega a una ciudad cualquiera.
Tras un frustrado intento por secuestrar a un perro, Eladia, acaba trabajando para la dueña de éste, Doña Concha, una venerable anciana de menguada fortuna que, en cambio, sí posee grandes recuerdos, algunos cuadros y y un diario muy apetecible para un biógrafo sin escrúpulos que busca datos sobre Olivera, el pintor fallecido, íntimo amigo de su hijo, Espinosa.
Las dos mujeres se encargarán de desbaratar sus planes.