"La riqueza no es lo que uno tiene, sino lo que puede dar a los demás". Es esta una de las tantas frases que se podrían extraer de La niña colombiana, de Gustavo Baell. Frase cargada de sentido al igual que el resto de la novela, cuyo objetivo final es la defensa de los valores más elementales: la tolerancia, el respeto, el amor, la amistad....
Sara, protagonista de la obra, se marca como meta la búsqueda de la felicidad interior emprendiendo un largo viaje por diferentes países americanos -Cuba, República Dominicana, Uruguay- y africanos -Marruecos-. Huérfana desde muy pequeña, será adoptada por una familia española que la rescatará de un orfanato colombiano. Su educación y su forma de ser van a ser determinantes para su futuro; gracias a ello se impregna de los mejores valores que luego desarrollará al entrar en contacto con diferentes personas, razas y culturas. Católicos, musulmanes, budistas... todos tienen cabida en este relato porque todos tienen valores que explotar y enseñar. Y para Sara eso es lo importante; eso y encontrar a su abuelo, la única familia que le queda con vida y a quien nunca ha conocido.
El relato, escrito por Gustavo Baell, no sólo nos adentra en países exóticos y culturas interesantísimas sino que se convierte en una voz de la conciencia que nos incita a no perder unos principios básicos de convivencia y respeto, en un momento que parece tan difícil conservarlos