Demetrio Rota, recogedor de basura de un barrio de Buenos Aires, se dedica a dormir por las tardes y a montar puzzles por las noches antes de marcharse al trabajo. Su vida cotidiana -exceptuando alguna peripecia sexual- es mediocre hasta la desesperación y se mantiene en equilibrio por puro agotamiento. Sin embargo, a través de los puzzles que arma pacientemente en un pequeño apartamento junto al cementerio de la Chacarita, Demetrio revisa y encaja su propia memoria, a la que irá asomándose el lector a medida que reconstruya a su vez los fragmentos de la novela. Al llegar al final del recorrido por su historia, el presente parece devorar a Demetrio hasta dejarle sólo el vacío de sí mismo y de la miseria diaria, a la que la ciudad asiste con la impasibilidad de una bestia indolente; miseria que, en última instancia, es compartida por la mayoría de sus habitantes.
Parábola de la memoria y del deterioro, Bariloche plantea la confusión entre los recuerdos asombrados de la adolescencia y una conciencia escéptica, entre la idealización imposible de la naturaleza o del primer amor y la asfixia moral y física de las grandes ciudades, entre el desarraigo y el retorno al origen, con un lenguaje fascinado tanto por el lirismo como por la podredumbre. El contradictorio personaje de Demetrio Rota, que pese a su oficio responde a las características de la clase media, acaso encarne a esa inmensa mayoría de ciudadanos anónimos que siente cómo su vida, sin haberlo decidido y sin intentar impedirlo, pertenece a una mecánica reproductiva y excretora cada vez más degradante. Del mismo modo, el Buenos Aires evocado en la novela es una ciudad concreta pero, a la vez, un espacio urbano cualquiera, identificable con muchos otros del mundo occidental capitalista.
El autor (nacido en Buenos Aires y formado literariamente en España) ha recreado la ficción de su ciudad natal a partir de su presente cultural y lingüístico. A causa de sus dos dialectos, el libro puede leerse como un ejercicio de mirada doble: la novela de un narrador español acerca de cierto ámbito social y cultural argentino, o una novela argentina narrada, entre otras, por una voz española. Ambas lecturas, al fin y al cabo, harán encajar el puzzle de Bariloche, una obra de sorprendente madurez de un joven escritor al que se puede vaticinar un espléndido futuro.