En el punto culminante del relato, el protagonista Próspero Colonel·la espera a un chamán, pero de la perspectiva de la calle sale un crupier que le muestra cinco cartas de póquer. Míralas, no son buenas ni malas en sí mismas, todo depende del juego. Baraja una y otra vez, las extiende en abanico, las lanza con una mano y las recoge con la otra, como si fueran un acordeón, las cambia de lugar a velocidad de vértigo, la que ha desaparecido por su manga sale del cuello de mi camisa. ¡Escoge una! ¿Quieres que la escoja yo por ti? ¿Hacia dónde crees que iremos? ¿Hacia el amor? ¿Hacia la filosofía? ¿Hacia el dinero? El menú de la vida. Las especialidades de la existencia.
Próspero mismo, como narrador, es el crupier que ofrece al lector el abanico de posibilidades de una historia romántica que es, a la vez, crónica de una pasión absoluta, narración del caso de conciencia de un profesional que verá su integridad comprometida por la indolencia y la avaricia, discusión sobre las contradicciones del momento actual, y relato de la investigación histórica sobre un singular Juego de Ajedrez Tridimensional, que permite entrever un complejo conjunto de operaciones intelectuales y lúdicas cuyo objeto final parece ser una entelequia metafísica llamada El Troyacordio.
Con El Quincornio, novela ganadora del Premio Sant Jordi 1998, Miquel de Palol, a través de una precisa construcción narrativa, conduce al lector hacia los matices más recónditos del laberinto siempre ambiguo, oscuro y fascinante de los sentimientos y el pensamiento humano.
«Nos obliga a aplaudir el esfuerzo de este autor en beneficio de su apuesta: a aplaudir con sinceridad los resultados hasta ahora obtenidos y a esperar con fruición los que aún están por llegar» (Sebastià Alzamora, Serra d'Or).
«El Quincornio no es sólo una estupenda historia de amor, sino también una intriga asociada al enigma amoroso e insondable, sencilla intriga pensada para poner de relieve la historia de amor (y muerte)» (Estanislau Vidal-Folch, El Periódico).
«Una de las mejores novelas de amor de los últimos tiempos, de un amor pasional presente con la misma intensidad de un vendaval que es capaz de arrebatar las raíces de una personalidad y darle una nueva forma geométrica» (Valentí Puig, El País).
« En El Quincornio hay algunas de las mejores páginas que ha escrito Palol (periodos largos, un tono de novela filosófica bien llevado, ideas originales sobre el sexo y el amor)... El romanticismo a lo Poe se combina con un sueño de mujeres ingenuas, perversas y liberadas» (Julià Guillamon, La Vanguardia).