Trece vecinos, propietarios de una montaña. Tor, un virginal enclave en el Pirineo leridano, cerca de Andorra. Poderosos que se enfrentan. Intereses, contrabando, el orgullo de la fuerza. Extraños asesinatos y sentencias judiciales que incrementan la crispación.
El caso se remonta a 1896, cuando los habitantes de Tor fundaron una sociedad para no perder la propiedad de la montaña del pueblo. Los años pasaron, muchos habitantes huyeron durante la Guerra Civil y el viejo pacto cayó en el olvido. Hasta que en 1976 uno de los habitantes del pueblo se alió con un promotor inmobiliario de Andorra para construir en la montaña una estación de esquí. Fue el punto sin retorno en un proceso de hostilidades, odios, disputas, sangre, miedo y un asesinato todavía sin resolver en el que se han visto implicados contrabandistas, hippies, especuladores, jueces, abogados y matones.
En 1997 el periodista Caries Porta recibió el encargo de efectuar un reportaje sobre el caso de la «montaña maldita» de Tor que apareció por primera vez en el programa «30 Minuts» de TV3. Carles Porta quedó atrapado por la historia y durante ocho años ha regresado repetidamente a Tor, para hablar largo y tendido con unos personajes difíciles, llenos de odio, de miedo y de secretos; y el resultado de la investigación ha sido este apasionante relato. En Tor. La montaña maldita, el misterio continúa. Como la ira del viejo Palanca, un personaje larger than life: «Me robaron, intentaron matarme, ¡y resulta que el cabrón soy yo! Sólo me queda una solución: ¡Morir matando!»
«El caso, que reúne elementos de tragedia clásica con ambiciones inversoras de gran actualidad, es de aúpa. Y Porta ha sabido reconstruirlo mientras explica cómo hizo su reportaje, redondeando una lección de periodismo y un relato con ecos de A sangre fría que atrapa al lector» (Llàtzer Moix).
«Desde un punto de vista literario, tenemos que comparar el resultado con el periodismo novelado de Capote... Una buena historia, una manera de explicarla, y aquella característica humana tan incomprensible como inexplicable. El morbo. Esa atracción por lo que, en realidad, queremos siempre bien lejos de nosotros» (Llucia Ramis, El Mundo).
«En un magnífico documento periodístico, Carles Porta se sumerge cual Truman Capote en un caso que involucra a hippies, abogados y contrabandistas» (Julià Guillamon, La Vanguardia).
«Carles Porta es una realidad por la que ya nos podemos felicitar» (Gabi Martínez, El Periódico).
«¿Literatura o periodismo? ¡Qué tontería! Periodismo, reportaje de gran categoría (con reflexiones sobre el propio trabajo), el cual, para alcanzar esa categoría debe, necesariamente, estar muy bien escrito, hacer gala de una calidad literaria. Literatura y periodismo no son en ningún modo incompatibles, más bien lo contrario» (Joan de Sagarra).