La vida no sonríe a Henry Molise en la costa californiana, muy al oeste de la alegre Roma con que fantasea en los momentos más depresivos. Escribió de joven algunas novelas prometedoras y luego entró con buen pie en Hollywood. Pero ha pasado mucho tiempo, tiene ya cincuenta y cinco años, el negocio del cine anda mal y el mundo del espíritu también; quiere escribir algo decente y no puede, y ha de mantener a una familia que sólo le da disgustos. Para colmo, se cuela en su casa un perro de aspecto repelente y peligroso, un perro introvertido, neurótico, de pasado turbio, un inmigrante con inclinaciones sexuales poco comunes, un perro al que bautizan Idiota y que acaba adquiriendo dimensiones simbólicas y cambiando para siempre la vida de la familia. Ambientada en los años sesenta (los hijos del narrador ponen el telón de fondo de la revuelta juvenil de la época), «Mi perro Idiota», inédita hasta 1985, complementa las dos novelas sobre Molise que John Fante escribió en su madurez, La hermandad de la uva (1977) y Un año pésimo (inédita hasta 1985), y al mismo tiempo constituye una auténtica revelación.
No se limita a revolver, como en las otras dos, los temas de la autoridad paterna, el fracaso personal y los lazos familiares. La figura paterna es aquí el propio Henry Molise y la historia se cierra con dos potentes metáforas del amor que oscilan entre lo escandaloso y lo sublime, y que concentran toda la rica gama de efectos tragicómicos que caracteriza al autor. Aunque publicada originalmente como un extenso relato, «Mi perro Idiota» tiene tanta entidad novelesca como La hermandad de la uva y Un año pésimo, y es uno de los argumentos más sólidos que salieron de la pluma de John Fante.
Al oeste de Roma se completa con «La orgía», un cuento inédito hasta 1985, que gira alrededor de la iniciación a la vida de un niño que es testigo de las picardías de dos albañiles deseosos de embrutecerse para huir del embrutecimiento de la vida cotidiana. De peripecia sencilla, por su estilo, sus recursos y su ambientación, habría podido ser una anécdota protagonizada por el joven Henry Molise o el joven Arturo Bandini.