De día y con las ventanas cerradas, por los vecinos. Es así como más le gusta a Elizabeth. Ella introduce la mano en el pantalón de yoga tamaño XXL de Georg, su marido, y a partir de ahí traiciona a su madre, que trataba de enseñarle que el sexo era algo malo. Enseñanza fallida, porque sólo durante el sexo se siente realmente libre y no piensa en los sinsabores de su existencia. Por ejemplo, la boda con su exnovio que nunca tuvo lugar. Tras aquel accidente, Georg compró a Elizabeth como quien compra un camello en el bazar. Desde entonces ella se desvive por lograr una meta: no separarse nunca de él. Furores íntimos habla del matrimonio y la familia en un tono sin precedentes, a la vez que explora, con audacia y humor feroz, cada resquicio del alma de una joven desorientada.
«Un libro que nos mueve y conmueve mucho más allá de la lectura» (Frankfurter Allgemeine Zeitung).
«Nos hace contener el aliento porque ahonda en los fríos abismos de la moderna existencia humana» (Handelsblatt).
«El excelente retrato de una joven mujer» (Deutsche Presse-Agentur).