«Por eso, el ordenador prudente de una república, cuya intención además no sea servir a sí mismo, sino al bien común, no a su propia descendencia, sino a la patria común, debe ingeniárselas para tener toda la autoridad él solo; un ingenio sabio no reprenderá jamás a quien se sirviera de alguna acción extraordinaria para ordenar un reino o constituir una república» (Maquiavelo).