En una pequeña aldea serbia, durante una tarde dominical del año 1980, alrededor de treinta personajes peculiares se reúnen en el cine Urania para ver una película. El cine se encuentra en lo que otrora fuera el Gran Hotel Yugoslavia, y su techo está cubierto por un papel tapiz que muestra un cielo estrellado. Tras la Segunda Guerra Mundial y la llegada del comunismo, el hotel fue nacionalizado y transmite únicamente películas soviéticas y yugoslavas. Sin embargo, tras la ruptura de Tito con Stalin, el cine se abre a películas occidentales, y esta tarde en particular estará marcada por un dramático anuncio que marcará el fin de una era: la muerte del mariscal Tito.
Goran Petrovic ha creado un maravilloso microcosmos serbio, retratando personajes que muestran de una manera por demás irónica los anhelos y contradicciones experimentados por la sociedad serbia durante el convulso siglo xx.