César Cascabel, una de las menos conocidas novelas de Jules Verne, ahora por primera vez traducida en edición crítica, es junto con Claudius Bombarnac una verdadera lección de geografía tras la que se esconde una gran aventura.
Como afirma en su prólogo Eduardo Martínez de Pisón, autor de La Tierra de Jules Verne, es un libro que hay que leer «con el mapa a mano en todo momento». El mapa quedó así convertido en aventura, y en éste dispuso los obstáculos, los caminos y las peripecias adecuadas a cada escenario.